13.11.06

Corto sobre el futuro

13.11.06 2
Éste es un guión que hice cuando apareció el concurso de cortos de Telefé con la temática del futuro. Es una lástima que no lo pudimos llevar a cabo, pero espero les guste.


INTRODUCCIÓN.

Hacía ya setecientos años del descubrimiento de América. La gente ya no recordaba lo que significaba la fecha, es más, ya solo quedaba un débil recuerdo del concepto de las palabras “país” o “estado”.
Todos los seres de este mundo estaban comunicados entre si. Hacía ya bastante tiempo que se habían unido con el nombre de un solo ente.
Los animales ya no existían como antes. A algunos se los encontraba en lugares inhóspitos como el fondo del mar o el patio de algún millonario y se los miraba con rareza, como si fueran los extraterrestres que nunca descubrimos o nunca llegaron.
Junto con las bacterias y otras especies microscópicas, éramos los únicos seres vivos que podían habitar este condenado planeta.
El sol cada vez más agresivo y los gases que liberamos durante tantos años, dejaron de esta tierra un lugar extremadamente caluroso.
Los investigadores lograron detener lo que sería una catástrofe, derritiendo hielo y purificando agua salada que, a pesar de su horrible sabor, quitaba la sed. Esto dejó un lugar también húmedo y con inmensos desiertos de salitre.
Caluroso y húmedo. Ambiente ideal para las plantas que con tanto recelo cuidábamos en los bosques. Ahora nos estaban invadiendo con enredaderas y hierbasmalas en casi todos lados. Crecían con la velocidad de una peste.
Los pensamientos disciernen en incontables puntos con los del pasado. La religión era considerada a un nivel al que nosotros podríamos poner en este momento al curanderismo o magia.
En algún punto de la historia, cuando en una terrible guerra que terminó con la vida de países enteros, los estados y naciones se unieron para formarse en uno solo. Y comenzó lo que sería la explosión tecnológica e informativa.
El mundo entero solamente pensaba en crecer, mejorarse… “evolucionarse” siendo ellos su propio creador.
Las iglesias estallaron. Pero hacía ya siglos que no poseían control alguno. Los grandes pensadores nunca llegaron a coincidir sus ideas, dejando actuar libremente al nuevo gobierno mundial constituido por las mas destacables mentes del nuevo mundo.
Se formaron guerrillas que defendían al ser humano y su existencia original y natural. Pero los cambios habían comenzado.
Desde el nacimiento de la Internet, las personas se fueron acostumbrando a enviar y recibir información en cantidades increíbles, al principio, por pantallas, luego en las retinas oculares y en sus propios cerebros.
En estos nuevos seres humanos se implantaba tecnología minúscula desde muy pequeños, esto los hacía comunicarse en todo momento con todo el mundo. Ni siquiera el pensamiento era privado.
La clonación terminó por ser el método acostumbrado para concebir a nuevos seres dentro de la sociedad aceptada. Los que así no lo hacían, eran considerados de la antigua guerrilla contra los “avances” que terminó por rendirse ante la fuerte amenaza de una nueva gran guerra.
Como una gran ironía, estos nuevos seres degenerados de los humanos, rara vez lograban imaginar. En sus cabezas solamente existía la información necesaria para lograr comunicarse y trasladarse, que al ser tanta quitaba hasta el tiempo del mismo mundo en el que habitamos cuando dormimos: el sueño.


GUIÓN.

En un lugar similar a una gran ciudad, pero apestado de musgos verdes, hay una luz tenue como la del atardecer y está lloviznando irregularmente.
Se encuentra un gentío que intercambia miradas entre si, pero no emite sonido alguno. Solo se escuchan los pasos, haciendo un ambiente tranquilo pero inquietante.
La expresión en las caras es casi la misma a pesar de los diferentes rasgos. Bocas cerradas como llenas de saliva, ojos abiertos como inocentes, cejas inquietas. Las miradas ocurren de forma fugaz y precisa. Su caminar es regular y continuo, no tropiezan ni esquivan a pesar del número.
Entre tanto dos de estas personas se detienen uno frente al otro, fijan su mirada un instante. Puede notarse como se humedecen las pupilas. Se acercan uno al otro y con un cariño similar al que hace un gato o perro, juntan sus mejillas y emiten un gemido similar al llanto.
El resto de las personas los miran intensamente dando la sensación de vergüenza y extrañeza, sin embargo no diminuyen el paso.
Las dos personas tienen un parecido, tal vez sean hermanos o padre e hijo, la edad es ahora poco identificable. Siguen su rumbo ahora con una misma dirección, pero a cierta distancia.
En sus caras se dibuja una leve mueca que intenta ser una sonrisa. Pero ellos no lo sienten como eso, sino como un instinto, como a nosotros las ganas de morder, rasguñar o golpear.

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En otro lugar más escondido, un hombre de aspecto delgado tirita convulsivamente mientras raspa con frenesí parte de la nuca contra una áspera pared de un material similar al asfalto. Sus ojos inyectados de sangre no expresan dolor, sino desesperación, miedo. Su boca babeante sigue inmóvil en contraste al resto del cuerpo.
La sensación que produce verlo es similar al de un animal de la selva que huye herido luego del ataque de un depredador.
Sin embargo esto no es para nada anormal.
Este hombre esta muriendo… y lo sabe.
Sabe que su cuerpo ya no se regenera ni resiste a sus oxidados micro-electrónicos. Aunque aparenta una edad joven, a vivido gran tiempo.
Sus seres queridos, esparcidos en todo el mundo, conocen su existencia. Aunque nunca se hayan encontrado de forma física, siempre estuvieron comunicados. Sintieron los mismos olores, miraron los mismos lugares, unos con los ojos de otros.
Días atrás, este hombre negó el contacto comunicacional con el resto de la gente.
Mientras raspa su nuca, de tanto en tanto niega con la cabeza y emite un sonido similar al habla de un retardado.
Al final emite un alarido desgarrante. Cae al suelo una delgada placa de metal y sangra. Mira al cielo desorbitado y se desmaya. Es la primera vez que ve los colores de su entorno tal como son.
Cuando logra reponerse, intenta erguirse, pero no puede. No puede más que gatear como un bebé hasta un gran edificio que no se encontraba a gran distancia.
Es un tramo corto pero lo hace en horas.
La gente lo mira. Algunos sienten por primera vez un escalofrío. Una niña que se topa con el hombre e increíblemente comienza a llorar de forma espontánea. El hombre, todavía arrodillado no lo advierte. No comprende lo que escucha ni diferencia un sonido de otro.
Un adulto que camina cerca de la niña, la recoge agresivamente, como una loba a sus cachorros, se preocupa por el error de su hija, que con sus instintos aún puros a su raza continúa llorando.
En estos tiempos no se llora. En estos tiempos no se ríe.
A pocos metros de la gran edificación alguien advierte su presencia, una especie de policía. Comienza a correr hacia el hombre empapado de sangre, la gente le abre espacio interrumpiendo la continuidad. Lo alza de forma extraña y lleva con fuerza y habilidad inhumana adentro del edificio.
El hombre, aunque aturdido, herido de forma grave, sobre el hombro del oficial; entiende su situación.
Simplemente se desconectó.
Dejó de ser parte de este gran ente mundial y existió por primera vez como individuo. Era la primera vez que sentía el sabor de la saliva, el olor del mal aliento, el sudor en la frente o las ganas de defecar.
Antes de morir quiso probar que había detrás de la barrera electrónica que se interponía entre su ser y el resto del mundo, quiso sentir a su propio corazón latiendo aunque sea una vez y librar de la angustia a aquellos seres queridos que nunca mas iban a volver a saber de su existencia ni tendrían tiempo de recordarlo.
Todo esto quiso, aunque significara quebrantar las leyes de un nuevo mundo que ya no permitía a los individuos y los castigaba con la muerte.
Eso esperaba el, la muerte. Y se encontraba dentro del edificio donde llegó con dificultad. Ahí dentro no quedaría de él más que un despojo de material orgánico e inorgánico que con tanta frecuencia se reciclaba.
Cuando cierra los ojos derrama una lágrima y en su boca se forma una sonrisa que no sabe de dónde proviene ni porqué la hace.

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Antes que estos tiempos llegaran, hubieron varias personas disconformes con la nueva forma de vida que les sería impartida.
Descendientes de antiguos ecologistas que lucharon en vano contra la extinción de las especies o el deterioro natural de la tierra, estas personas siguieron buscando el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, tal como Dios la había creado.
Grandes llanuras desérticas quedaron luego de la invasión conquistadora del hombre sobre las grandes selvas. El oxígeno ahora generado por pequeños artefactos que suplantaban la vieja utilidad del árbol, haciéndolo un material de construcción o un combustible.
Algunos animales que ni siquiera aún tenían nombre, perecieron con las selvas.
Las proteínas y minerales destinadas para el consumo ahora eran extraídas de lugares impensables en otras eras.
Quedó un mundo habitado solamente por personas, y solo aquellas que se resignaron a los cambios que las mentes pensantes del ayer anticiparon.
Había una sola forma de poder sobrevivir y ninguna forma de poder vivir en el futuro tan esperado.
El pasado siempre fue un recuerdo y el futuro una esperanza. Pero el presente nunca existió ni estuvo cerca de ser tangible. Se reflejó siempre en los comportamientos naturales del ser humano. La existencia nostálgica por medio de un pasado y la constante lucha por el porvenir.
Al menos todos coincidían en algo. En el nuevo mundo solo había una forma de existir.
Antiguamente solo era necesario conseguir la comida. Luego debieron pelear por sus tierras y derramar sangre para conservarlas. Ahora debían dejar de considerarse individuos hasta en lo más mínimo y reciclar hasta el respiro de forma ordenada y calculada con precisiones increíbles.
Hay quienes preferían la muerte antes que eso. Otros todavía siguen vivos.

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